10/12/2018- Resolución de conflictos: lo más difícil.



Hoy resolví un conflicto que hubo con un alumno de clase que tiene actitudes prepotentes y se excusa diciendo que su forma de ser es muy agresiva y que no puede controlarlo. Sinceramente opino que sí puede controlarse, pero que él mismo tiene esa etiqueta de que no puede y no lo intenta si quiera. Me niego a pensar que una persona no pueda mejorar su conducta, y más cuando se trata de tener paciencia para tratar con sus semejantes. No me gusta que entre niños haya palabras de prepotencia, burlas crueles o menosprecios, y no he podido evitar intervenir hoy. Por otro lado la niña que me comunicó el altercado he de decir que era una persona con mucho tacto, yo diría que posee una gran inteligencia de carácter social y emocional ( cosa que no puede reflejar de manera alguna en las notas académicas).
Me sorprende y conmueve observar la formación de la sociedad desde sus nidos llamados aulas. Aquí veo e incluso transformo el futuro de la sociedad. Estoy aprendiendo de forma más significativa que nunca el valor de mi vocación y mi labor como docente: transformar el futuro, pero también observarlo en muchas ocasiones con impotencia y rabia. Desde que son pequeños se ve en algunas personas como suaves trazos de lo que se denomina en ocasiones maldad, éstos empiezan a aflorar en su interior y terminan creciendo, en muchas ocasiones, porque personas externas al colegio influyen más en estos alumnos que el propio centro educativo y los valores que los maestros intentamos inculcarles.



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