Mi reflexión final


Durante mi vivencia del Practicum I he adquirido múltiples aprendizajes y he reflexionado profundamente sobre numerosos aspectos que reflejaré en este apartado:
v  El maestro como Juez y la moral antes que el contenido de un libro: uno de los primeros días que estuve de prácticas tuve la suerte de presenciar una clase de religión de alumnos de 3º de E.P. En la misma trataban el tema del pecado y el arrepentimiento pero no tocaron el libro ni un solo momento. El caso es que esa clase era previa al examen, porlo que el contenido ya lo conocía, pero lo asombroso es cómo la profesora de forma brillante lo puso en práctica resolviendo un conflicto que se dio entre dos alumnos en el recreo. Esa clase para mí fue un juicio en toda regla. Admiro el que la maestra dedicase la hora a resolver el conflicto dándole mayor importancia a eso que a los contenidos en sí. El caso es que los propios contenidos los vivieron, puesto que entre ellos tuvieron que aprender a reconocer sus errores, sus faltas y agresiones, ( pues se habían peleado los niños implicados) y al mismo tiempo tuvieron que ser capaces de perdonarse, cosa que hicieron sin problemas dándose un abrazo. Admiro como la maestra daba voz a alumnos que fueron testigos de lo sucedido y valoraba justamente qué era verdad y qué no. Admiro cómo sin castigo ninguno los niños aprendieron y rectificaron y se perdonaron. Admiro cómo la profesora supo ver que hubo un conflicto en el aula y admiro su capacidad para resolverlo.
Además de este caso, también vivencié uno en mi clase definitiva de 6º en la que el tutor sacrificó una hora de CC. Sociales por resolver otro conflicto que fue más serio. Aprendí que, aunque sea triste, el corazón de los niños es va endureciendo cuando crecen y les es más difícil perdonar o arrepentirse de sus actos, además de reconocerlos. Es muy triste pero también es cierto. A los niños de 3º no hizo falta imponerles castigo alguno, pero a los de 6º sí porque justificaban sus malos actos y no pedían perdón por lo que habían hecho (marginar a un compañero. Ese mismo compañero también les había tratado mal) El caso es que ninguno de los bandos cedió y a todos los alumnos les castigaron una semana sin fútbol.  Duele ver que sus corazones se endurecen, pero motiva saber que podemos llegar a ellos y pulirlos.

v   El sentimiento de paz en el aula: es curioso decir que te sientes en paz rodeado de niños que no paran de moverse y de hacer preguntas o hablar, pero es cierto. Puedo afirmar que he llegado a sentir paz estando en la clase, viéndoles trabajar, sintiendo su aprecio, ayudándoles con sus dudas y explicándoles cosas. He llegado a sentir esa paz que se tiene dentro cuando consigues hacer lo que siempre has soñado hacer. Una paz que proviene de dentro, no de fuera.

v  Diversidad en el aula: he de afirmar que esta experiencia me ha llevado a reafirmar mi debilidad por el trato con personas y en especial niños de diversidad funcional. Ha sido para mí un privilegio poder contar con dos alumnos ACNEAE con los cuales he establecido lazos increíblemente fuertes. He disfrutado muchísimo con ellos y les he podido ayudar a adaptarse de mejor forma a las clases poniéndoles yo tarea (cosa que normalmente hacen los profesores mientras imparten las clases, pero yo tuve el privilegio de poder ayudarles) . He podido comprobar cómo la educación inclusiva ayuda a los niños a fortalecer sus valores de respeto, tolerancia, igualdad, ayuda y caridad hacia los demás. Admiro notablemente que haya educación inclusiva y lo creo muy necesario para conseguir que la sociedad sea mejor. Veo la educación inclusiva como una ayuda para los niños sin nee, más que para aquellos que precisan de una educación especial.














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