Ayer en la clase de Inglés el
profesor le comentó a los alumnos que, como había faltado ese día su profesora
nativa que les da clase una vez en semana, por motivos de salud, que iba a
darles una clase en la que iban a hacer un juego con Kahoot.
Él
les explicó que no podrían ir al aula de ordenadores porque perdían mucho
tiempo entre que iban allí y tal, así les propuso utilizar unos 4 ordenadores
portátiles que son de profesores y que se pusieran en grupos. Tras ver esto, se
me ocurrió proponerles que utilizase Plickers. Le expliqué en qué consistía y
cómo se utilizaba, y lo buscamos entre los dos en internet. La idea le pareció
muy buena, así él preparó un Plickers para la asignatura de Sciencie y hoy se
lo puso a los niños y le dio a cada uno de ellos un código que les hizo guardar
para próximas ocasiones. La experiencia ha sido buenísima, los niños se lo
pasaron en grande, aquellos que tienen n.e.e. también pudieron participar con
el resto de sus compañeros, lo que hizo que, a mi parecer, la vivencia fuera
aún mejor.
A
la hora de Educación Física me quedé en el aula con una niña que no podía
practicar la misma porque tiene un pie escayolado, y con un niño con parálisis
cerebral que no pudo bajar al patio a hacer la misma porque el encargado de
bajarle no pudo venir por motivos de salud. Si este niño no se hubiera quedado
en el aula con la otra niña, no habría tenido necesidad de quedarme yo con
ellos, pero al ver la situación le ofrecí esa posibilidad el profesor de
Educación Física y me dejó con gusto.
Durante
esa hora el niño con parálisis cerebral me dijo que quería andar, pero yo, al
no tener la fuerza suficiente le expliqué que no podía ponerme a andar con él.
Su carita de desilusión me llegó al alma, así que me puse a jugar con él y con
la niña utilizando una tablet que es de este niño con n.e.e. Les dejé poner los
vídeos de música que quisieran, y mientras jugamos al ajedrez (la niña contra
este niño y yo). Lo cierto que lo disfrutaron muchísimo y yo me llevé una gran
sensación de satisfacción personal.
Posteriormente,
en la hora de tutoría, cada alumno escribió una postal de felicitación de la
Navidad en portugués y con un dibujo para los niños de un colegió con el que
está hermanado el centro. Se trata de un centro de Kibala, en África, que es
llevado adelante gracias a las hijas de la caridad que están allí ayudando. A
cada alumno de mi clase se le asignó el nombre de un alumno de allí, y cada
cual le hizo su felicitación al niño correspondiente. Me gustó mucho este acto
y ver que dentro de las aulas también se trabaja para concienciar a los niños
de que deben ayudar a los más pobres y sentirse afortunados por tener lo que
tienen y haber nacido en un país más avanzado.
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